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19 Marzo 2018

Laura Gosalbo entrevistada para La Vanguardia

¿Cuánta agua con gas podemos beber al día?
Hay que beberla sí, pero con moderación

Lidia Penelo
La Vanguardia 19/3/2018

Tomar agua con gas tiene numerosos beneficios que enumeraremos más adelante, pero el objetivo de este artículo es saber la cantidad de agua con gas que podemos tomar al día y conocer todas sus contraindicaciones si nos excedemos en su consumo. Laura Gosalbo, doctora en Ciencias Químicas, Master en Química Agroalimentaria y experta en análisis sensorial de alimentos y bebidas cuenta a COMER cómo debemos tomar las refrescantes y cero calóricas burbujas del agua con gas.

“Teniendo en cuenta que cada persona tiene un metabolismo y unas necesidades diferentes y unas contraindicaciones distintas, el agua con gas se debe tomar con moderación. El agua con gas no puede ser un sustituto del agua sin gas, pero podemos combinar las dos. Hay que hidratarse bien pero no todos procesamos el gas de la misma manera, y figúrate beberte dos litros de agua con gas al día, eso es mucho gas en tu cuerpo”, aclara la doctora Gosalbo.

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"El agua con gas se debe tomar con moderación”

LAURA GOSALBO
Experta en análisis sensorial de alimentos y bebidas
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Por más refrescante que resulte en boca, el agua con gas puede tener algunas contraindicaciones y no está recomendada para todo el mundo y es importante controlar su consumo. Según la doctora Gosalbo, las personas que sufren de reflujo esofágico, hernia de hiato o aerofagia (acumulación de gases en el estómago), deberían evitarla. También deberían prescindir del agua con gas las que padecen colon irritable o EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).

La clave está en que a pesar de que el agua con gas puede ser una bebida que encaje a la perfección dentro de nuestra rutina diaria, pero siempre que se complemente con el agua sin gas. Beber más de dos vasos de agua con gas durante las comidas ya no sería moderado.“Debemos recordar que por ley está prohibido atribuir propiedades medicinales a los alimentos, otra cosa es que sea recomendable el consumo de ciertas cosas. Por ejemplo, beber mucho agua puede estimular al riñón, pero eso no va a impedir que sufras de cálculos renales si tu organismo está predispuesto a ello”, puntualiza la doctora Gosalbo.

¿Y las embarazadas, pueden tomar agua con gas?
Pues depende de cada metabolismo y del agua con gas que se elija. Existen distintos tipos de agua con gas, y en esta ocasión hemos de fijarnos en su contenido en sodio porque muchos tipos de aguas gasificadas aumentan la cantidad de sodio hasta niveles que no son aconsejables. Por ejemplo, si la embarazada sufre de hipertensión o edema, debería descartar las aguas con gas con alto contenido en sodio (con 20 miligramos por litro o más de sodio). Si poseen menos de 20 miligramos de sodio por litro, se pueden consumir incluso cuando se recomiendan dietas hiposódicas. Entre 20 y 100 miligramos por litro del mineral, el consumo de esa agua ha de ser moderado.

Por otro lado, si la embarazada sufre aerofagia o flatulencias ha de saber que consumir este tipo de agua, así como cualquier otra bebida gaseosa, empeora este molesto síntoma que son los gases, junto al dolor gastrointestinal y la hinchazón abdominal asociados. Por el contrario, si la embarazada no tiene problemas de gases, hipertensión o edema, consumir agua con gas en el embarazo es cuestión de gustos.

Los distintos tipos de agua con gas
Existen varios tipos de agua con gas (brainmaster / Getty Images/iStockphoto)
Hay muchos tipos de agua con gas y leer bien su composición es clave para evitarnos molestias. “Éstas gustan mucho por su textura marcada y refrescante, pero también aportan una acidez mayor. Hay que equilibrar, es cuestión de proporción. Dar medidas es muy complicado, y siempre hay que fijarse en la composición del agua. El término carbonatación hace referencia a la cantidad de carbónico disuelto en las aguas con gas: podemos encontrar aguas efervescentes o aguas de aguja para las aguas con gas de carbonatación más baja, y luego aguas con carbonatación ligera, clásica y hasta gruesa. Como ejemplo el agua Magma de Cabreiroà que es un agua con gas de carbonatación ligera pero mineralización fuerte, en cambio el agua de San Narciso, también con mineralización fuerte, tiene además carbonatación fuerte. Es una cuestión también de preferencias personales. “Yo recomiendo aguas de carbonatación natural, y también hay tener en cuenta que, al final el CO2 es CO2 sea natural o añadido”, argumenta la doctora Gosalbo.

Las aguas con gas más comercializadas tienden a tener mineralizaciones fuertes, así que toca leer la etiqueta y mirar la composición y los niveles de sodio. “Aunque el sodio del agua no va a ser el determinante, hay que vigilar el que ingerimos con los alimentos procesados y las conservas. Una vez más hay que buscar el equilibrio”, insiste la doctora.

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Yo recomiendo aguas de carbonatación natural”

LAURA GOSALBO
Experta en análisis sensorial de alimentos y bebidas
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También hay que tener en cuenta que no es lo mismo el agua mineral gasificada naturalmente, que contiene el ácido carbónico desde el manantial, que el agua a la que posteriormente se le ha añadido ácido carbónico. Lo importante es controlar la cantidad que consumimos. Si la tomamos con moderación, es decir no más de dos vasos por comida, podemos obtener de ella algunos beneficios:

- El gas provoca un efecto saciante en nuestro organismo, ideal para controlar el hambre en cualquier dieta de adelgazamiento. aporte de calorías.

- No aporta calorías.

- Facilita las digestiones pesadas, pues el ácido carbónico que tiene ayuda a estimular la secreción de los jugos gástricos.

- Es bueno para la salud coronaria porque ayuda a controlar los niveles de colesterol, ayuda a regular la presión arterial y el azúcar en sangre”.

- Favorece la eliminación de sodio a través de la orina.

Un ensayo clínico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) afirma que el consumo habitual de agua con gas también contribuye a reducir el riesgo de enfermedades metabólicas crónicas como diabetes, obesidad, osteoporosis o hipertensión. Los amantes del agua con gas podrían combinarla con el agua mineral hasta llegar a los ocho vasos diarios que aconsejan. Esto significa que se puede tomar, pero siempre con moderación.

Dicho ensayo del CSIC, prueba que la ingesta de agua con gas reduce las concentraciones de aldosterona (una hormona que es segregada por las glándulas suprarrenales y que desempeña una labor esencial en la presión arterial).


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